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Exposición al cloro en el cuarto de baño

Uno de los placeres más sencillos es un baño relajante o una ducha vigorizante. Se trata de uno de esos momentos de paz al día en que no sólo lavamos nuestro cuerpo sino que también nos limpiamos de las preocupaciones para acabar con una sensación de frescura. Sin embargo, también es un hecho que durante una sola ducha, inhalamos hasta 50 veces más cloro que si bebiéramos un vaso de agua del grifo sin filtrar. La razón es que cuando se calienta, el cloro (al igual que otros contaminantes) se vaporiza.

En comparación con la ingestión de cloro en el agua del grifo, la inhalación plantea mayores riesgos. El cloro toma una ruta más directa a nuestro organismo, al torrente sanguíneo, y pasa a través de los extremadamente sensibles conductos bronquiales.

La exposición a largo plazo al cloro debe ser especialmente considerada por las personas sensibles, con tendencia a las alergias y cualquiera que sufra difíciles condiciones de salud como el asma. Las mujeres embarazadas también deben ser conscientes de los riesgos potenciales. Una investigación llevada a cabo en el Instituto de Medicina Ocupacional y Ambiental de la Universidad de Birmingham vincula la cloración con los defectos de nacimiento, tras estudiar a 400.000 niños en Taiwán. Un riesgo que, aunque a menor escala, el análisis considera extrapolable a los países occidentales.

Aparte de los problemas de salud, el cloro puede eliminar el lustre del cabello y la piel y, cuando se reducen las cantidades de cloro en el agua, resulta sorprendente cómo mejora la eficacia de jabones y champús, especialmente si son naturales. También se refleja en la reducción de los residuos en el baño.

La evidencia más clara son las piscinas cloradas, que a mucha gente irritan los ojos y la piel. Es cierto que el cloro tiene un papel importante en la purificación de agua a gran escala, pero eso no quiere decir que sea seguro consumirlo o inhalarlo mientras nos aseamos. Y aunque los niveles no son tan altos en el hogar como en las piscinas, no por ello dejan de ser un peligro a largo plazo al que todos estamos expuestos si no le ponemos remedio con un buen filtro.

El cl oro es un potente compuesto que también se utiliza en la elaboración de plaguicidas, aerosoles, desinfectantes, blanqueadores e incluso armas químicas. Si es lo suficientemente fuerte como para matar bacterias y eliminar contaminantes, podemos imaginar lo que hace en nuestro organismo. Aún así, en zonas donde la calidad del agua es baja, se añade mucho más cloro.

Varios investigadores argumentan que la cloración del agua nos ha librado de muchas enfermedades graves en el mundo occidental. Es un terreno complejo, ya otros científicos consideran que la solución es una moneda de dos caras con un alto precio.

Imagen: Marne Andriotti

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