El desastre nuclear de Chernobyl sigue afectando, y en más medida de lo que se creía, a los animales que habitan aquella zona ucraniana. Veinte años después del escape radioactivo, la población de insectos como las abejas, mariposas, arañas, saltamontes y otros invertebrados es muy inferior o ha desaparecido de las zonas contaminadas, lo que desmantela la teoría de la recuperación de la vida en aquella área.
Es el primer estudio que se realiza en este sentido, lo ha llevado a cabo el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia y compara la población animal entre las zonas menos contaminadas y las radioactivas. El resultado es que en un lado puede haber hasta 100 animales por metro cuadrado y en el otro menos de un espécimen.
Los investigadores también se han encontrado con que los animales que viven cerca del reactor de Chernobyl, que está cubierto por un armazón protector tras la explosión de abril de 1986, sufren más deformidades de lo normal, incluida la decoloración y la atrofia de miembros.
Los resultados del estudio suponen un desafío a la teoría de que Chernobyl está ecológicamente sana, por mucho que las autoridades hayan convertido la zona en una reserva natural con lobos, bisontes y osos. Si bien no hay que olvidar que la falta de presencia humana en estas dos décadas ha permitido el aumento de las poblaciones animales, como apuntan los investigadores.
El estudio se ha centrado en un radio de 30 kilómetros alrededor de la central nuclear, pero la explosión nuclear envolvió a una vasta extensión de Europa del Este, incluidas partes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia.
Las estimaciones sobre el número de muertes de animales directamente relacionadas con el accidente varían entre las 9.000 de la Organización Mundial de la Salud y la previsión final de 93.000 establecida por Greenpeace.
Fuente: Reuters