El vestido de novia, una de las prendas icónico y más simbólicas en el ropero de la humanidad, también es ejemplo de ropa desechable, de la cultura de usar y tirar. Por ello, estudiantes de ingeniería de la británica Sheffield Hallam University han desarrollado un traje de novia que se puede disolver en agua para transformarlo en cinco nuevas piezas utilizables.
La clave: alcohol polivinílico, un polímero no tóxico e inodoro que se descompone en el agua sin dañar el medio ambiente. Ahora puede verse cada etapa del proceso de transformación en la exhibición Furnival de la universidad.
El proyecto es resultado de la unión entre el arte y la tecnología, que explora las posibilidades de utilizar materiales alternativos para la ropa. Y es que los textiles son el producto de desecho con más rápido crecimiento. Sólo en Gran Bretaña, el 74 por ciento de los 2 millones de toneladas de ropa que se compran al año acaban en los vertederos. "Con el fin de reducir el impacto de la ropa en el medio ambiente, la industria de la moda tiene que empezar a cuestionar las actitudes y prácticas convencionales", apunta Jane Blohm, profesora universitaria de moda.
"Los estudiantes querían cuestionar la idea de que un vestido de novia sólo debe utilizarse una vez y su objetivo fue explorar las actitudes de la sociedad moderna respecto a la moda de usar y tirar", dice Blohm, y añade que mientras que el precio de la ropa en el Reino Unido ha caído hasta en un 25 por ciento, el número de prendas compradas se ha incrementado en casi un 40 por ciento.
La exposición muestra lo que puede ser posible cuando la innovación del diseño y la ciencia aúnan fuerzas. Claro que, en este caso, hay que tener cuidado con las lágrimas, tan frecuentes en las bodas, así como evitar llevar el vestido en el exterior si la lluvia hace su aparición. Pero si todo va bien, como es de esperar, la novia dispondrá de 5 nuevas prendas para lucir en la luna de miel.
Imágenes: Sheffield Hallam University
Más información: Sheffield Hallam University
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