Para ser un viajero verde ni hay que irse a la selva ni escatimar en comodidades. Todo lo que se necesita es el deseo de preservar el medio ambiente del lugar visitado y contribuir de manera positiva a la comunidad local. Es más, el viaje consciente puede rebajar costes.
Especialmente si se reducen nuestros enseres a equipaje de mano cuando se viaja en avión. En este caso, además de contribuir a la reducción de emisiones a la atmósfera, se eliminan los gastos por facturación.
Por otro lado, existen numerosas empresas y organizaciones que compensan sus emisiones de carbono por vuelos, viajes en coche o el uso de energía en el alojamiento. Algunas donan fondos para proyectos de energía alternativa, otras plantan árboles o contribuyen a proyectos sociales. La gama es muy variada.
De hecho, por todo el mundo hay eco-alojamientos alimentados con energías limpias, que incorporan métodos de conservación del agua, reciclaje, alimentación ecológica o el compostaje en sus prácticas cotidianas. Los hay incluso dedicados a la eliminación de la marginación social. Es decir, que más allá de los certificados oficiales a considerar, existen numerosos pequeños eco-hoteles respetuosos con su entorno. Solo hay que buscarlos.
Al moverse por la ciudad, hacerlo a pie, en bicicleta o en transporte público resulta más saludable, reduce la huella de carbono, cuesta menos que tomar un taxi o alquilar un coche y ofrece grandes oportunidades para interactuar con los lugareños.
Si hay que recurrir al alquiler de vehículo, es preferible optar por uno pequeño y, mejor aún, si es híbrido. En el caso de una excursión en coche es recomendable optimizar de antemano la eficiencia del combustible. Unos neumáticos correctamente inflados, el motor a punto y la carga justa evitarán gastos extra en gasolina.
Allá donde se llegue, comprar productos locales ayuda a la economía de la zona, tanto si se trata de alimentos como de artesanía. De este modo, nos aseguramos que estos productos sean más baratos y tengan una menor huella de carbono. También conviene evitar la compra de souvenirs elaborados con marfil de elefante o con otros materiales de especies en peligro de extinción. El Fondo Internacional para el Bienestar Animal tiene una lista muy útil de recuerdos a evitar.
En todo caso, cuando nos movemos por el mundo también podemos ayudar a reducir la montaña de residuos generados simplemente con una botella de agua reutilizable. Para asegurarnos que el agua que bebemos es idónea, no pueden faltar en la mochila tabletas de purificación. Otra opción es comprar en el mercado local agua purificada a granel para mantener en la habitación de hotel, lo que resulta más barato y requiere menos embalaje. No hay que olvidar que cada año miles de millones de botellas de agua de plástico acaban en los vertederos.
Por lo demás, cuando se está en casa, el ahorro de energía con bombillas fluorescentes compactas y de agua, mediante cabezales de grifo de bajo flujo, ayuda también a proteger el medio ambiente y ahorrar en las facturas. Un ahorro que a su vez podría ir destinado las próximas eco-vacaciones.
Imagen: Can Marti
Más información: Aerolíneas más eficientes
Contenido relacionado:
Mobile Energy, la turbina eólica solar portátil
Scrubba, una sencilla minilavadora para viajeros
PowerPot, la cazuela que genera electricidad al cocinar
Turismo solidario y sostenible en Latinoamérica
“Turismo de humedales: una gran experiencia”
