Después de dos décadas de éxito, los jardines verticales ganan espacio también en el hogar y en los lugares de trabajo y ocio, incluidos restaurantes. No sólo convierten el entorno en un atractivo oasis que purifica el aire, sino que también permiten la obtención de verduras y frutos para el autoconsumo. La selección del número de pequeños paneles de espuma en los que insertar las plantas permite diseñar la opción más adecuada a nuestras necesidades y gustos. Todo un complemento al concepto de permacultura.
Si bien las primeras paredes verdes -Greenwalls- nacieron en entornos zoológicos, con el paso del tiempo han ido conquistando terreno tanto en el interior como en el exterior de todo tipo de edificios. Las paredes, si disponen de un buen sistema de riego y de drenaje en un circuito de auto reciclaje pueden proporcionar verdor permanentemente.
La altura de las paredes puede presentarse como un inconveniente para su mantenimiento, ya que las plantas requieren podas y recolección en el caso de las verduras. Además, la base de la pared debe contar con una sección empedrada que recoja los restos de agua procedente de los riegos y vaporizaciones manuales. Sin embargo, el tamaño de la Greenwall puede adaptarse al tamaño más conveniente. Las plantas también se adaptan sin problema a crecer en esa posición.
Imagen: Greenwalls
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