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Pardela cenicienta, Ave del Año 2013

La pardela cenicienta está a punto de llegar a las costas españolas tras un largo viaje migratorio de 30.000 kilómetros por África y Sudamérica. Es un ave marina poco conocida, que pasa toda su vida mar adentro y solo visita la costa de noche y para criar. Amenazada y para muchos desconocida, SEO/BirdLife la ha declarado Ave del Año 2013.

En época de cría, las colonias aparecen ubicadas en lugares tranquilos e inaccesibles, libres de depredadores terrestres: huras, cuevas  y grietas en islotes y acantilados marinos. El archipiélago canario alberga el grueso de la población española, con más de 30.000 parejas, seguido de Baleares, Chafarinas y otros islotes mediterráneos. También se encuentran en algunos puntos de la costa atlántica ibérica, como un pequeño grupo reproductor recientemente descubierto en Galicia.

Entre noviembre y febrero, fuera del periodo de reproducción, las pardelas cenicientas abandonan las áreas destinadas a ello y se desplazan hasta el Atlántico sur, donde se alimentan en las ricas aguas de Argentina, Sudáfrica y Namibia. Durante la migración se pueden observar miles de estas aves en puntos estratégicos del litoral, especialmente en el lado africano del estrecho de Gibraltar, frecuentado cada otoño por más de medio millón de aves en paso.

Cuando es época de alimentar a sus crías puede adentrarse cientos de kilómetros en el mar, en busca de las zonas más productivas de peces pelágicos, cefalópodos y otros organismos. Puesto que estos viajes suelen durar días o incluso semanas, predigieren el alimento y lo convierten en una pasta aceitosa y muy energética, con la que ceban a los pollos a su regreso.

Sus largas alas y su complexión ligera le permiten aprovechar los vientos y volar rozando las olas sin aparente esfuerzo. Entre sus principales amenazas se encuentran las actuales redes de pesca, el furtivismo de sus huevos, las ratas y gatos, el desarrollo urbanístico y la contaminación lumínica.

Las pardelas suelen ser aves muy longevas, que pueden vivir por encima de 50 años. En el caso de la cenicienta existen registros constatados de hasta más de tres décadas. Se reproducen una sola vez al año, a veces cada dos o tres, y sólo ponen un huevo, lo que les hace muy sensibles a cualquier cambio en el medio que afecte a su supervivencia, como las capturas accidentales en artes de pesca, ya que no crían con suficiente velocidad para contrarrestar tal impacto.

El hecho de ser depredadores situados al final de la cadena trófica marina hace que también les afecte directamente cualquier presión hacia las presas de las que se alimentan. Por ello, SEO/BirdLife ha lanzado en las aguas del Mediterráneo su campaña de conservación de la pardela cenicienta.

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Fuente: SEO/BirdLife | Imagen: SEO/BirdLife

Más información: La migración de las aves

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