
Es verde, recargable, adecuada para alimentar vehículos eléctricos y aplicaciones de almacenaje de energía estacionaria y sobreviviría a decenas de miles de ciclos de carga, en una vida útil de 100 años sin pérdida de capacidad. Se trata de la batería níquel-hierro que inventara Thomas Edison en 1901 y que los científicos de la Universidad de Stanford han revitalizado.









