Con 150 gramos de peso, esta pequeña bolsa plegable se convierte en la lavadora que muchos viajeros y montañeros necesitan tener a mano. El secreto está en su interior, que incorpora una superficie rugosa que hace las veces de tabla de lavar. Su uso es muy sencillo y el consumo de agua de tres litros.
Antes del agua, al interior de la bolsa se añaden unas gotas de jabón, que bien puede ser champú y gel, se incorpora la ropa sucia, se saca la mayor cantidad posible de aire y se cierra herméticamente. Solo queda frotar con las manos durante un minuto y ya tenemos lavada la ropa. El viajero únicamente tiene que aclararla y secarla para disponer de prendas limpias en la próxima caminata.
El invento será de gran ayuda para los montañeros, que no pueden cargar con demasiado peso. La Scrubba acaba con el inconveniente de no disponer de ropa limpia o de tener que hacer la colada en lavabos públicos, ya que permite recoger el agua en cualquier río cercano. Su creador, el australiano Ashley Newland, la ideó cuando se preparaba para subir el Kilimanjaro, ante su propia necesidad. A partir de abril, la bolsa-lavadora podrá adquirirse en la web que tiene en construcción.
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