Gracias al helio dentro de un anillo hinchable, la turbina Airbone se eleva a 350 metros de altura para captar vientos más potentes. La electricidad producida se envía a tierra mediante los cables conectados al suelo. Sólo se necesita un remolque adaptado para ubicar la turbina donde se quiera y lograr el doble de potencia que las enormes torres eólicas convencionales. El MIT está detrás de este prototipo de energía renovable de precio competitivo y que busca socio comercial.
El sistema no requiere enormes torres ni grandes grúas para erigirlas, sino que se sirve de la tecnología de elevación, que es una adaptación de los aerostatos. Estos son primos industriales de los dirigibles de pasajeros y durante décadas han elevado en el aire equipos pesados de radar y de comunicaciones durante largos períodos de tiempo. Los aerostatos resisten los vientos huracanados y su capacidad de descenso lento es una garantía de seguridad.
La turbina Airbone podría reducir los costos de energía hasta en un 65 por ciento, gracias al aprovechamiento de vientos cinco veces más fuertes que soplan a 1.000 metros de altura, a la vez que se reduce considerablemente el tiempo de instalación. Además, el diseño prácticamente no ejerce impacto ambiental o ruido y su mantenimiento es mínimo.
Si se comercializa esta turbina eólica volante, podría sustituir al costoso combustible utilizado en los generadores diesel de lugares remotos, industrias, bases militares o zonas de emergencia. El siguiente objetivo de los creadores de la Airbone es implementar la turbina en el ámbito eólico marino y ayudar así a reducir su coste.
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