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Biometano de excrementos humanos

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Sentarse en el urinario puede convertirse en uno de los mayores gestos contra el cambio climático. Y si no, que se lo pregunten a los ciudadanos de Oslo, donde los autobuses públicos van a empezar a funcionar a partir de septiembre con el metano procedente de los detritus humanos.

Con la medida, la capital noruega va a ahorrar anualmente a la atmósfera 44 toneladas de CO2 por cada autobús, a la vez que resuelve el problema de los desechos de aguas negras. Será posible mediante la acción microbiana, responsable de la descomposición de la materia orgánica y de la generación de metano en el proceso. Este gas de efecto invernadero en vez de ser liberado al aire tendrá la función de mover en principio a 80 vehículos, con lo que el efecto ecológico es doble.

En Oslo, la polución procedente del transporte público ha aumentado un 10% desde el año 2000, contribuyendo con más del 50% de las emisiones de CO2 en la ciudad. Con el ambicioso objetivo de Noruega de ser neutral en emisiones para 2050, su capital tuvo que empezar a idear la solución al problema de contaminación que le acuciaba.

Proyecto ambicioso

La iniciativa permitirá convertir a Oslo en una de las ciudades del mundo más sostenibles ambientalmente, sin olvidar el ahorro de unos 0,40€ por litro de combustible. Además, la adaptación de los motores de los autobuses resulta bastante sencilla. Las principales diferencias serán el nuevo depósito de metano en la parte superior y un descenso considerable del ruido, lo que restará también contaminación acústica a la ciudad.

Oslo cuenta con dos plantas de tratamiento de aguas residuales y si el proyecto funciona se extenderá a la flota de 400 autobuses. Pero como los excrementos de sus habitantes no serán suficientes para mover tanto autobús, el biometano se complementará con biogas procedente de la incineración de residuos de pollo tanto de los hogares como de los restaurantes de la ciudad. El ayuntamiento ya está planeando extender el sistema también a los vehículos privados. Casi sólo con tirar de la cadena.

La versatilidad de las heces

En Zimbabwe ya han empezado a utilizar  los excrementos humanos como fertilizante del suelo mientras que los ugandeses fabrican biogás con el mismo principio. China, por su parte, planea contar el año que viene con 50 millones de hogares funcionando con biogas procedente de los detritus humanos, los cuales además se convertirán en fertilizante.

Los suecos a su vez, ya vienen utilizando una versión especialmente poderosa de biogas procedente de la putrefacción de carcasas de animales y que es capaz de mover trenes.

Entre tanto, en San Francisco han decidido dar una solución sostenible al problema de las heces caninas que suponen el 4% de los desechos de la urbe con 6.500 toneladas anuales. La empresa encargada de los residuos ahora también se dedica a recoger la caca de perro y ha instalado contenedores y bolsas que facilitan la recolección para poder generar biometano con ella. San Francisco también fue pionera en bio-reciclaje en 1996 al poner en marcha un sistema de creación de compost de los desechos orgánicos de la ciudad para destinarlo a la agricultura local.

Fuente: Ecogaia

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