En medio de la crisis crece el uso de monedas complementarias, esas que se fundamentan en la confianza que tiene la propia comunidad en sí misma. Las personas que participan, que emiten y que usan la moneda, confían unas en otras y eso es precisamente lo que da potencia al instrumento. A diferencia del dinero “oficial” o fiat que controlan los bancos centrales, el dinero complementario no tiene intereses.
En última instancia, las monedas complementarias son un instrumento de intercambio, de compensación entre personas. Según el objetivo que persiga la “comunidad de confianza” que lo usa, los principios para su utilización también varían, con lo que puede ser acumulable o no. Lo explica Franco Llobera, uno de los impulsores de la moneda La Mora en la sierra de Madrid.
“Desde el punto de vista histórico, en una comunidad sin una cierta capacidad de reserva o acumulación no se hubieran podido dar, dicen, la mayor parte de los saltos tecnológicos. Desde el punto de vista de las monedas sociales, haría falta la acumulación, pero no una acumulación particular con intereses, sino la suma de capitales aportados por varios, que le permitan a alguien, mediante un préstamo, iniciar un proyecto de emprendimiento distinto”.
Instrumento de cambio profundo, semillero de autoempleo
El fundamento de la moneda complementaria es construir mediante la corresponsabilidad de los ciudadanos, servir como herramienta de cambio económico, social y político. Se trata de un instrumento de cambio de profundísimo calado y gran potencial como semillero de iniciativas de autoempleo.
“Es el caso de gente que va al mercadillo a hacer trueque dos o tres veces y se da cuenta que podría ofrecer a la comunidad algo distinto. Lo prepara, lo ofrece y empieza a tener demanda. Lo está haciendo en moneda social al 100%. Este puede ser el comienzo de un negocio. Puede pedir un crédito a la propia comunidad, sin intereses, y dar el salto para convertirte en empresa”.
Un grupo de consumo es un espacio de transformación, un grupo de ahorro y de préstamo a nuevos emprendedores, tipo el GAP y otros muchos. “Pero la moneda social yo creo que es la que es capaz de concitar mas adhesiones, si hay confianza”.
Y es que en algunos sistemas de moneda, lo único que hay que hacer es llegar a un mercadillo con cosas de segunda mano y empezar a trocarlas utilizando una moneda de cambio. “Yo creo que las monedas sociales son una de las herramientas de cambio más básicas que hay”, mantiene Llobera. “Permiten al mismo tiempo un espacio de toma de decisión política y recuperar espacios de intercambio como son los mercadillos. Y en el foro, en el ágora, en la plaza, en el mercado, es donde realmente se reconstruyen las sociedades.
Hay diferentes puertas de acceso a la transformación por lo económico. Si hacemos una metáfora con el hecho de teclear con los diez dedos, hay gente que se encuentra la moneda social y cree que la moneda social lo es todo. Moneda social, grupos de consumo, grupos de ahorro, espacios avanzados de participación ciudadana... todos esos son los dedos. Y al final acabaremos tocando, con soltura, con los diez dedos. Y solamente cuando lleguemos a teclear con diez dedos estaremos haciendo transformación. Mientras tanto estamos aprendiendo, individual y colectivamente”.
Fuente: Diagonalperiodico.net
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Trueque y monedas locales
Prólogo - Silvio Gesell - Monedas Complementarias
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