La rúbrica de 193 países en la cumbre del clima incluye por primera vez a EE.UU. y China y logra avances que no se esperaban. Los Gobiernos subscribieron decisiones que se traducirán en acciones concretas para reducir las emisiones contaminantes y ayudar a los países más afectados por el cambio climático.

Entre las medidas consensuadas se incluyen ampliar la vigencia del protocolo de Kioto, que finalizaría en 2012 tras firmarse en 1997 para establecer las medidas obligatorias que restringen las emisiones contaminantes de 37 países industrializados, incluido Japón. Estados Unidos nunca se adhirió al protocolo y Japón se negaba a su prórroga.
En Cancún también se ha decidido profundizar en la lucha contra la deforestación y crear un Fondo Verde que, a partir de 2020, canalizará anualmente 100.000 millones de dólares en ayudas a los países en desarrollo.
A su vez, cabe destacar el acuerdo para crear mecanismos de verificación y transparencia en materia de reducción de emisiones, así como la decisión de transferir tecnología verde desde los países ricos a los pobres.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, asegura que el acuerdo alcanzado en Cancún es la "validación del multilateralismo y el papel de Naciones Unidas" en la lucha contra el calentamiento global.
De hecho, el encuentro de México ha permitido reparar la duda sembrada en la anterior cumbre de Copenhague, si bien Bolivia no ha otorgado su consenso al acuerdo porque no recoge las conclusiones de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y la Defensa de la Tierra, celebrada en abril en el pueblo boliviano de Tiquipaya. En dichas conclusiones se limita a un grado centígrado la meta en la subida de la temperatura del planeta antes de fin de siglo, y no a dos como se ha establecido en Cancún. Si bien esta meta se revisará más delante en función de los avances de la ciencia.
Sin embargo, algunos grupos ecologistas recalcan que la COP16 ha dejado de lado la Justicia Climática, que no se han establecido mecanismos de financiación que no generen deuda ni compromisos vinculantes. Aún queda mucho trabajo por hacer y "el camino es largo y tortuoso”, en palabras de Ban Ki-moon. Sin embargo, se han colocado los cimientos para construir un pacto más profundo y que llegue a ser legalmente vinculante, en vez del augurado colapso de las conversaciones. La siguiente cumbre tendrá lugar el año que viene en Durban, Sudáfrica.





