En el “Seminario Internacional de Experiencias en Canales Cortos de Comercialización para la Agricultura Ecológica”, celebrado en Córdoba este fin de semana, unas 200 personas debatieron sobre cómo extender el consumo de alimentos ecológicos.
Los canales cortos de comercialización reducen intermediarios y consiguen que los agricultores reciban un precio justo por sus productos y que los consumidores accedan a alimentos más baratos y de mayor calidad. “Eso permite que el valor añadido de la producción agraria revierta en las pequeñas explotaciones y la población rural, mejorando así las economías rurales”, asegura Mireia Llorente de "EcoAgroCulturas", un proyecto de Ecologistas en Acción que fomenta la agricultura ecológica.
Llorente explica así los principios de los canales cortos: "confianza, participación, independencia de los circuitos industriales, una agricultura social, con seguridad en el empleo, un compromiso solidario de los consumidores y la protección del medio ambiente." "Una agricultura sana, viable, sostenible", recapitula la coordinadora del evento, que fue apoyado por el Ayuntamiento de Córdoba y la Fundación Biodiversidad.
Las experiencias relatadas durante el seminario, que contó con la participación de organizaciones de Italia, Francia, Inglaterra y el Estado español, vinculan la vida en la ciudad con el mundo rural, con visitas a la finca de agricultores, la participación en tareas de cultivo y cosecha o la propiedad colectiva de los terrenos cultivados.
La agricultora francesa, Mathilde Hertz, miembro del movimiento de los más 1.200 asociaciones por el mantenimiento de la agricultura familiar (AMAP), destacó que la construcción de canales cortos "es un elemento clave en un modelo de desarrollo alternativo" porque están "fuera de la economía del mercado". "Apostamos por un modelo controlable por los productores, y no por los intermediarios que dominan los precios", y añade que "el objetivo es poder vivir de nuestro trabajo". “El alma del sistema es el vínculo de confianza entre productor y consumidor ”, recalca.
Los canales cortos pueden tener diferentes métodos, informa Andrea Ferrante de la Alianza Italiana por la Agricultura Ecológica (AIAB), como la venta directa a grupos de consumo, mercados campesinos, puntos de venta organizados colectivamente, venta a domicilio, el sistema de cestas, la recogida en la finca o la venta en internet.
Las ponencias tuvieron en común una visión integral de la agricultura que combina medio ambiente, economía alternativa y justicia social. Morgane Iserte de la red internacional URGENCI destacó la importancia de los acuerdos locales y solidarios entre productores y consumidores.
Los participantes, entre ellos grupos de la Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos y la Federación Andaluza de Consumidores y Productores Ecológicos, concluyeron que los canales cortos son una parte fundamental en la definición de un modelo agroecológico y en la lucha por una agricultura campesina y familiar.
Entre los potenciales de los canales cortos enunciadas durante el seminario, destacan la creación de empleo y la conservación de pequeños comercios, la defensa de un mundo rural vivo y del territorio, la creación de cooperativas y empresas pequeñas de economía solidaria -como catering o la transformación de alimentos- y la mitigación del Cambio Climático.
También se escucharon propuestas novedosas como etiquetados alternativos que informen al consumidor sobre el consumo de agua, las condiciones laborales o la distancia recorrida de cada producto.
Los comedores escolares han sido señalados como un sector muy sensible a una alimentación sana y capaz de garantizar estabilidad en el empleo. Para ello, los gobiernos y las administraciones locales tienen que jugar un papel destacado a través de programas de compra pública de los productos ecológicos a través de canales cortos. Además, los ayuntamientos son llamados a fomentar ferias locales y mercados de venta directa, así como subvencionar campañas promocionales y la difusión a través de los medios de comunicación.
Kirstin Glendinning’s, de la Asociación de Agricultura Social y Comunitaria de Inglaterra (Community suported Social Agriculture) apuntó como "oportunidad de la actual crisis”, las superficies vacías que ha dejado la burbuja inmobiliaria y “donde ahora se pueden crear huertas urbanas cultivadas por asociaciones de vecinos".
El reto más político es la consolidación de un movimiento europeo por la Soberanía Alimentaria, así como la lucha por reformar la Política Agraria Común (PAC) y contra las grandes superficies. Para ello, los referentes en el ámbito estatal son la Plataforma Rural y la Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos, un movimiento que reúne muchas de las experiencias locales presentes en Córdoba durante este fin de semana.
"Con este trabajo en red queremos influir en las normativas y políticas públicas para extender modelos alternativos", explica Marta Soler de la Universidad de Sevilla, “porque las instituciones apuestan todavía por mayores procesos de industrialización y concentración del poder en el sector agroindustrial”.
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