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La segunda vida de los jirones

Proliferan las empresas que inventan usos para materia prima reciclada. La reutilización de las velas de barco es el nuevo giro del reciclaje de objetos. De jirones a hamacas. Reutilizar velas para diseñar mobiliario, empleando las técnicas de confección de las velerías profesionales, fue la idea de un grupo de arquitectos y diseñadores navarros encabezados por Enrique Kahle y Arraitz Koch. Siendo nueva, la iniciativa recuerda a las de otras empresas de nuevo cuño -como la catalana Demano que recicla banderolas publicitarias para convertirlas en bolsos- y comparte con ellas la propuesta de estrenar sin mala conciencia.

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En el caso de las velas, quienes idearon el proyecto tenían todos relación con el mar. Les gustaba navegar, pero les preocupaba que una vez rasgadas, las velas no pudieran tener otra vida. Enrique Kahle es arquitecto y ha firmado con su estudio Koarquitectura edificios industriales y restaurantes navarros como El Colmado, La Plata o el Dodoclub. Arraitz Koch es diseñadora, pero con este proyecto se ha convertido en empresaria. Se ha puesto al frente de la nueva firma Dvelas desde la que gestionan la fabricación y venta de los muebles. Dos arquitectos más: Borja Fuentes, fabricante de velas de profesión, y Esperanza Kahle cierran la plantilla de la nueva empresa.

Buscaban aprovechar las cualidades físicas de las velas y mezclarlas con las técnicas de aparejo manejando términos náuticos como tensión, equilibrio y versatilidad para, trasladados al mundo de los muebles, idear asientos y objetos insólitos. De momento han ideado seis piezas. Garrucho y Driza son colgadores que recuperan los mosquetones de bronce de velas que ya no sirven. Garrucho alude al acto de engalanar las velas o las líneas de defensa. Y Driza remite al momento de izarlas. La forma de las tumbonas Barlovento y Sotavento nace de la imagen de un velero escorado. Vaurien es una hamaca que se pliega como una ola que, en este caso, sirve como sombra y paravientos. Génois, finalmente, es un puf casi triangular que, para los diseñadores "evoca la silueta de un velero lejano en alta mar".

Mezclando reciclaje e industria, los muebles que nacen de antiguas velas son ediciones únicas, de aspecto artesanal y producción semiindustrial. Cada serie se obtiene de una sola vela y el resultado es un diseño narrativo, o biográfico, que apela a la individualidad y al valor del reciclaje. Para reforzar esa idea, cada etiqueta explica una historia personalizada: recoge los datos de procedencia de la vela.

En velas, en bolsos y en todo tipo de objetos, la idea de reciclar los plásticos, sin darles un tratamiento industrial que los transforme, está cuajando cada vez más. A la estela de los bolsos producidos por Demano, el centro cultural La Casa Encendida de Madrid recuperó las banderolas que había colgado de las farolas de la ciudad para publicitar uno de sus grandes éxitos del año pasado: una muestra sobre Andy Warhol. Concluida la exposición, encargó la elaboración de cinco modelos de bolso que todavía se venden (con éxito) en el propio centro cultural.

Fuente: Anatxu Zabalbeascoa – El País, Imagen: El País

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